viernes, 17 de junio de 2011

Sobre la falla de Wellington

Hemos colaborado con el medio digital Ethic con un post sobre el cambio climático y la forma en la que gobiernos, empresas y ciudadanos lo estamos afrontando. 

viernes, 3 de junio de 2011

Algo se mueve


Mucho se ha dicho y se ha escrito sobre el Movimiento 15-M, impulsado por colectivos como Democracia Real Ya, entre otros. Los acontecimientos que se desarrollaron, de manera especial, la semana previa a las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo han provocado todo tipo de reacciones, de las más entusiastas a las más airadas. Pero sorprenden más aquellas condenatorias o concluyentes. No pocos comentaristas y tertulianos se han aventurado a descifrar qué es lo que está ocurriendo en la Puerta del Sol, convencidos de tener todas las claves.

Es muy arriesgado explicar los procesos sociales en curso y más cuando estos surgen de forma espontánea y al calor de las redes sociales. Además, por lo pronto nos resulta totalmente innecesario. Es tiempo de escuchar.

Si una cosa nos muestran estas movilizaciones es que algo está cambiando en el espacio público. Con independencia de los resultados electorales del domingo 22 de mayo, algo más profundo se transforma, se mueven los cimientos de la sociedad y algo que nadie acaba de entender comienza a transformar la realidad, poco a poco. Un cambio que ciertamente no es fácil de comprender en toda su dimensión. Y esta reflexión, más allá de lo que signifique el movimiento o el impacto que pueda llegar a tener, es ya interesante en sí: no está claro que hayamos comprendido qué fuerzas o qué dinámicas han provocado todo esto. Se trata de algo nuevo. Pero sí hay una cosa clara: respetar, oír e intentar entender esta indignación colectiva, esta nueva corriente, será mucho más positivo que ignorarla o, peor, despreciarla.

Se comienza a demandar otro modo de hacer, otra manera de actuar que tenga en cuenta a la sociedad, a la ciudadanía, que tenga en cuenta el futuro de las nuevas generaciones. Un sistema que no dé la espalda al destinatario final de las decisiones. Pero las demandas no se circunscriben sólo al espacio político. El sistema económico y las empresas son también objeto de este clamor ciudadano. Y esto también es nuevo.

Nadie debe olvidar que el Movimiento 15-M no está formado sólo por los jóvenes que vemos en las plazas, ellos son la cabeza de lanza de todos los ciudadanos que han sabido movilizar en estos días y de tantos otros que les siguen con esperanza. Esas personas son ciudadanos pero también empleados, clientes o proveedores de muchas compañías españolas. En este sentido, y más allá de promover y activar el debate o la reflexión en torno a ciertos temas con estos colectivos, las empresas también debieran saber acudir allí donde el diálogo, la participación y la expresión colectiva se está produciendo de manera espontánea.

La indignación inicial dará paso a un proceso de reflexión más profundo y propuesta colectiva que los poderes públicos, pero también las empresas, debieran atender. Sólo así comprenderán mejor estas últimas el entorno que las rodea y habrán dado el primer paso para aprender, conversar e innovar.

Algo se mueve, no lo ignoren, estén atentos.