martes, 7 de febrero de 2012

Viajes circulares

“Birmingham Big Wheel”. Photo by elle brown. 


Acercarse a las cifras del proyecto conocido como Eurovegas o el “macrocasino” es sinónimo de sufrir un mareo instantáneo. En nuestro caso, tras el mareo viene el desconcierto y, luego, la indignación.

Pero situémonos. El proyecto del que os hablamos seguro que ya os suena a muchos de vosotros. Se trata del plan que el multimillonario estadounidense y magnate de la industria del juego Sheldon Adelson quiere desarrollar en España y, concretamente, parece que en Madrid.

Su intención es la de crear un macrocomplejo que congregue hoteles, casinos, campos de golf, estadios y otras infraestructuras pensadas para el ocio en nuestro país, invirtiendo para ello 16.900 millones de euros, que generarían, según los estudios de impacto previos desarrollados, alrededor de 260.000 empleos. En Madrid, esto supone acabar de un plumazo con aproximadamente la mitad del paro de la región.

Sin embargo, para que Adelson se decida a hacer esta inversión en Madrid, antes exige una serie de condiciones que, llegado el caso, podrían implicar incluso cambios legislativos. Sirvan como ejemplos la exigencia de relajar las condiciones laborales para contratar –modificando incluso el Estatuto de los Trabajadores-, o que se le cedan de forma gratuita 5,8 millones de metros cuadrados de terreno -algo que prohíbe la ley-. Por no hablar de la propuesta de Adelson para que sus inversiones y ganancias queden en buena medida libres de impuestos. Cambios que, aunque sorprendentes a primera vista, algunos de los poderes públicos implicados (Comunidad de Madrid, Gobierno, ayuntamientos) parecen estar dispuestos a tener en cuenta sin demasiado escrúpulo. Lo cual es más chocante aún.

Si se quiere profundizar más en lo peculiar de este proyecto siempre puede acudirse a la prensa diaria, que lleva abordando desde hace meses este asunto. Pero, más allá de las cifras y otras singularidades del caso, lo que nos asombra es la naturalidad con que se ha asumido que se trata de un proyecto positivo dado el contexto en que nos encontramos. ¿Pero este es el tipo de empleo que debemos generar? ¿Estamos dispuestos a llevar a este punto la pérdida de derechos laborales y protecciones jurídicas que tanto nos ha costado conquistar? ¿Volveremos a hipotecar el futuro con decisiones económicas que comprometen el bienestar de los que están por venir? ¿No existen otras soluciones para salir de la crisis? ¿Esta es la única economía que estamos dispuestos a impulsar?

Buena parte de la culpa de que estemos en la situación actual la tiene nuestra manera analizar los asuntos que tienen impacto en el futuro. A menudo centramos nuestra visión en el corto plazo. Pretendemos salir del agujero agarrándonos a lo primero que aporte algo de luz, decidiendo rápido (que no bien), siendo resolutivos… y pasamos por alto el hecho de que soluciones como esta son -desde el punto de vista económico pero también social, laboral, ambiental, etc.- pan para hoy y hambre para mañana. ¿Por qué parece tan difícil en este país invertir sin un retorno inmediato, prever y diseñar escenarios mejores, apostar por transformaciones de mayor calado pero con mayor beneficio colectivo? La crisis ha dejado patentes nuestros límites en este sentido y el estimulo irreflexivo que provoca iniciativas como las del Sr. Adelson nos enfrentan a ellos. Este proyecto es paradigmático de un modelo de desarrollo indeseable y seguir su senda nos condena al eterno retorno, a un viaje que nos lleva al punto de partida.

Ojalá la propuesta termine por no salir adelante y nos quedemos en la indignación pero no en la decepción.


Para saber más sobre el proyecto Eurovegas:

Reportaje “Las claves del Las Vegas madrileño” publicado en El País:

 
Información en otros medios: